Probablemente si hubiese unas pastillas en la farmacia para borrar recuerdos no las comprarías. A veces nos empeñamos en querer olvidar, y luego nos damos cuenta de que la vida no habría tenido sentido sin ese recuerdo, que lo necesitamos en nuestro pasado y querer arrancarlo es atentar contra nosotros mismos. El olor no se va, pero el dolor sí.
Dentro de unos años, caminaras por la calle y alguien llevará su perfume.
Echarás la vista atrás, recordarás y sonreirás.
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